El debate sobre el uso de los términos que se utilizan a la hora de hablar sobre inmigración es de gran importancia. Al igual que sucede en otros ámbitos  en el fenómeno de la inmigración los sectores más reaccionarios han logrado tradicionalmente controlar el lenguaje que  utilizamos y con ello  manipular  conciencias.

La semana pasada, la premio Pulitzer Julia Preston comenzó un debate con Margaret Sullivan editora del NYT, sobre el hecho de que en el Manual de Estilo de The New York Times (referente de importantes periódicos) se estableciera como término correcto el de "inmigrante ilegal", en lugar del más preferido por los inmigrantes y por los grupos de derechos humanos "indocumentado". El debate fue zanjado por la editora, que estableció que "los lectores no se benefician si se restringe el término `inmigrante ilegal´" y decidió conservar el manual como estaba, con la siguiente indicación: "illegal immigrant is the preferred term, rather than the sinister-sounding illegal alien. Do not use the euphemism undocumented" "inmigrante ilegal es el termino preferido en lugar del de extranjero ilegal. No utilizar el eufemismo indocumentado", considerando que ese término es "preciso, objetivo y lo más neutral que se puede utilizar", lo que resulta paradójico, ya que existiendo una polémica de por medio, lo menos que puede ser un término tan discutido es "neutral". Así que el periódico más "prestigioso" de Estados Unidos continuará manteniendo una postura que contribuye a reforzar los estereotipos que vinculan inmigración e ilegalidad y seguirá sin permitir explícitamente el uso de la palabra "indocumentado", arrastrando con él a otros medios de comunicación. 

Cambiar el término "inmigrante ilegal" por otros como "inmigrante irregular" "inmigrante indocumentado", "inmigrante sin papales" no se limita sólo a un simple eufemismo, ya que de la utilización del término ilegal se desprenden connotaciones despectivas y cosmovisiones sobre la inmigración más restrictivas. Así, la principal acepción de "ilegal" en el diccionario de la RAE establece que "es contra la ley" mientras que si buscamos "irregular"  encontramos "que está fuera de la regla" o si indagamos en "indocumentado" observamos que "no lleva consigo documento oficial por el cual pueda identificarse, o que carece de él". Más patente pone la falta de neutralidad de "ilegal" al buscar en un diccionario de sinónimos, donde nos dirige a palabras como: "abusivo",  "fraudulento", "intolerable", "ilícito", "prohibido", "indebido", "ilegitimo". Mientras que si buscamos la palabra“irregular” en un diccionario de sinónimos podemos encontrar las siguientes palabras: "anómalo", "inconcebible", "inaudito", "inverosímil", o "ilógico", entre otras. Sólo si observamos el discurso mediático que tiende a vincular migración con delincuencia entenderemos por qué la mayoría de los medios de comunicación masivos utilizan la palabra ilegal.

Entonces ¿Por qué a un asesino no se le denomina como un ilegal y a un inmigrante sí? ¿Habría que denominar a los  hijos de inmigrantes como niños  ilegales? ¿Se puede considerar a alguien que no ha sido juzgado como ilegal? ¿Un solicitante de asilo es un ilegal? ¿Es ilegal una persona que no accede o pierde  la residencia porque su jefe no le facilita un contrato en blanco? ¿Es ilegal su cónyuge por eso?  ¿Un inmigrante que lleva varios años trabajando regularmente y que pierde el empleo y con ello su residencia es un ilegal?  casos como estos ponen de manifiesto el rechazo latente a la inmigración en general en el uso de las palabras, ya que los inmigrantes que entran sin papeles al territorio estadounidense no se les puede considerar criminales, puesto que ni si quiera comenten un delito penal, si no que son susceptibles de deportación a través de procedimientos civil-administrativos que dejan margen a los jueces para permitir a algunos quedarse en el país.

Son muy pocos los inmigrantes que acceden de manera clandestina. Pese a que las imágenes más impactantes de la inmigración son de "pateras" y de "espaldas mojadas", la mayoría de los inmigrantes que se encuentran de manera irregular en Estados Unidos, al igual que sucede en España, han accedido como turistas, estudiantes o como trabajadores temporales cumpliendo los requisitos y posteriormente han pasado a ser irregulares una vez que ha caducado su permiso de turista o de residencia. Todo esto pone de pone de manifiesto que no es casual el uso "ilegal" y que detrás hay un rechazo latente a la inmigración en general que no se limita a un acceso al país de manera cladestina (que no ilegal).